LAS LÁGRIMAS DEL VINO Y SUS MITOS
Las lágrimas del vino ¿Cuántas veces has oído hablar de ellas? Muchas, ¿verdad? En Inglaterra las llaman “piernas” o “ventanas góticas” en Alemania y detrás de ellas existen infinidades de mitos.
Si no sabes todavía qué son, es muy fácil detectarlas. Sírvete una copa de vino y agítalo suavemente. Al elevarla verás algo similar a unas lágrimas cayendo por el cristal.
¿Por qué se forman?
Por el efecto Marangoni. Se originan porque el alcohol es más volátil que el agua y se produce una diferencia de densidad en la copa. El vino contiene, entre otros ingredientes, agua y alcohol. El agua tiene más tensión que el agua, lo que hace que esta se ‘reagrupe’ en forma de lágrima.
Las lágrimas del vino nos van a dar pistas acerca de la untuosidad, la densidad, el grado de ligereza, el cuerpo de ese vino.
*Una lágrima densa y de caída lenta nos va a indicar que el vino es untuoso, con cuerpo y el grado alcohólico (generalmente) es elevado.
*En cambio, una lágrima más ligera que caiga rápidamente nos habla de que nos encontramos con un vino con poco cuerpo y bajo contenido alcohólico.
Pero con una lágrima nunca vamos a descubrir:
Los tres mitos más escuchados
- Cuanto mayor número de lágrimas, mayor es la calidad del vino.
- Si las lágrimas son densas, estamos ante un buen vino.
- Un vino joven o crianza tiene menos lágrima que uno de reserva.
Nadie puede decirle a Usted que por medio de las lágrimas de un vino llega a determinar si es buen o mal vino.